¿Por qué fracasó Argentina? Instituciones rotas, provincias pobres

Publicado por Luciano Falcinelli
25 de octubre de 2024

El reciente ganador del Premio Nobel de Economía, James Robinson, captó la atención esta semana, especialmente por una entrevista con Fontevecchia en 2022, donde ya advertía sobre los problemas estructurales del Estado argentino. En ella, Robinson señalaba el mal funcionamiento del Estado argentino como la principal explicación de los problemas que enfrenta el país para su desarrollo económico y, por ende, para combatir la pobreza. En ese entonces, Robinson describió al Estado rioplatense como un “Leviatán de Papel”, con una capacidad de gestión limitada, una deficiente provisión de servicios públicos y severamente afectado por el clientelismo y el patrimonialismo. Según Robinson y Daron Acemoglu en El Pasillo Estrecho (2019), estos fenómenos han prevalecido en la política argentina desde la era de Juan Domingo Perón. Además, Robinson destacó que una manifestación clara del clientelismo en Argentina son los famosos “ñoquis”, empleados públicos que cobran un salario sin prestar un servicio adecuado: “Son trabajos clientelares, una especie de trabajadores fantasmas. Es algo común en todo el mundo, pero no es lo que debería ser un Estado eficiente”. Y no se equivocaba.

Como mencionamos previamente, la reforma laboral iniciada con la Ley Bases fue un paso fundamental para cambiar esta realidad. Cinco provincias argentinas tienen más empleados estatales que trabajadores en el sector privado, y no es coincidencia que también sean las que presentan las mayores tasas de pobreza e indigencia. De hecho, según los últimos datos del INDEC, se observa una gran disparidad en los niveles de pobreza entre las diferentes regiones. En Gran Resistencia (Chaco), 3 de cada 4 personas viven en situación de pobreza, con una tasa de indigencia cercana al 40%.

Es evidente que ni el empleo estatal ha contribuido al desarrollo productivo de estas provincias, ni los beneficios fiscales provenientes de la Coparticipación Federal han logrado revertir décadas de atraso. Buena parte de la culpa recae en los gobiernos nacionales, incapaces de generar las condiciones necesarias para el desarrollo productivo. Sin embargo, esto no exime a los gobiernos provinciales del desastre administrativo que presentan, como el caso de Insfrán, que lleva más de 30 años en el poder. Hoy, 15 provincias se encuentran por encima de la media nacional de pobreza, que afecta al 52,9% de los argentinos.

Johnson, Acemoglu y Robinson ganaron el Nobel este año por demostrar la importancia de las instituciones para la prosperidad de un país: “Las sociedades con un Estado de derecho deficiente e instituciones que explotan a la población no generan crecimiento ni cambios para mejor”, señaló la gacetilla de prensa que anunció a los ganadores. En Por qué fracasan los países (2012), Acemoglu y Robinson desmienten varias teorías comunes sobre el fracaso de los países:

  • Geografía: La ubicación no determina el éxito, ni los factores climáticos ni el acceso a recursos naturales. Hay muchos países con abundantes recursos que fracasaron.
  • Cultura: En contra de la teoría de Max Weber, los valores y creencias culturales influyen, pero no son la causa principal de la prosperidad o pobreza de una nación.
  • Ignorancia de los gobernantes: Los autores rechazan la idea de que los líderes simplemente no saben qué políticas aplicar. En muchas ocasiones, los gobernantes saben lo que es correcto, pero no lo implementan por intereses propios.

Cada uno de estos tres argumentos se ha utilizado para explicar la situación argentina. ¿Cómo explicar entonces que países con características culturales similares a las nuestras, como Chile y Uruguay, hayan logrado reducir la pobreza de manera más efectiva? ¿Cómo es posible que desde provincias del Litoral, reclamen constantemente la asistencia de la Nación para combatir la pobreza, cuando las condiciones climáticas y los recursos naturales son similares a los países limítrofes (Uruguay, Brasil, Paraguay)? De hecho, Formosa y Paraguay poseen características prácticamente idénticas. Sin embargo, Paraguay lleva 8 de los últimos 10 años con crecimiento económico, mientras que de Formosa no hay información oficial disponible desde el 2007. Y, ¿alguien cree que la realidad catamarqueña o riojana se explica por la falta de expertise de sus políticos para desarrollar económicamente sus provincias? Ambas provincias presentan una cantidad abrumadora de empleados estatales, con bajos niveles productivos, mientras que del otro lado de los Andes, en Coquimbo y Atacama (Chile) hay una basta producción y calidad de vida gracias a la minería.

Acemoglu y Robinson subrayan el rol crucial de la política en el desarrollo económico, destacando cómo algunas instituciones fomentan el crecimiento, mientras que otras lo obstaculizan. El impulso a los mercados, la iniciativa privada y la seguridad sobre la propiedad son ejemplos de instituciones económicas inclusivas que, a largo plazo, contribuyen a combatir la pobreza. En contraste, varias provincias argentinas experimentaron un marcado retroceso económico en los últimos siete años. Este deterioro se refleja en el incremento de la pobreza en lugares como Río Gallegos (Santa Cruz), donde la tasa pasó del 10% al 54%, y en La Rioja capital, que vio un aumento del 21% al 66%.

Como se observa en el gráfico superior, diversos indicadores salariales muestran mejoras respecto a diciembre de 2023(1), mientras que las líneas de indigencia y pobreza han disminuido en términos reales(2). El primer semestre de 2024 será recordado como el punto más alto de pobreza a nivel nacional. Afortunadamente, la situación económica del país parece estar mostrando señales de cambio. Este cambio positivo indica que, de mantenerse las tendencias, el próximo informe del INDEC(3) mostrará una caída tanto en la pobreza como en la indigencia. Estos indicios de recuperación son un paso importante en la lucha por mejorar las condiciones de vida de los argentinos y abrir la puerta hacia un futuro más próspero. A nivel provincial, es necesario implementar reformas profundas que construyan instituciones políticas y económicas más inclusivas. Esto requiere, inevitablemente, una reforma tributaria y una revisión de la Coparticipación Federal, para que el sistema fiscal provincial se asemeje más al de países como Estados Unidos. Pero sobre eso ahondaremos en futuras publicaciones.


1  El único indicador que aún se encuentra debajo del nivel de diciembre 2023 es el índice salarial de empleados estatales que informa el INDEC. Habrá que esperar el dato de agosto para ver si logra superarlo.

2 Esto sucede porque la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT), que determinan las líneas de indigencia y pobreza respectivamente, aumentaron por debajo de la inflación general desde diciembre 2023 a septiembre 2024. En el caso de la CBA, el aumento de precios fue un 12% menor al nivel general de precios.

3 El próximo informe de pobreza e indigencia, que presentará datos del segundo semestre de 2024, lo publicará INDEC, según agenda, en marzo 2025.