De la mentira verde a la cruda realidad: Las cifras que ponen en peligro el futuro de la Patria

Publicado por Concordia
12 de agosto de 2024

La baja natalidad es, sin duda, un problema que marcará el futuro de nuestra Patria, y que hoy vemos cada vez más cerca.

Según datos del RENAPER, mientras que en 2014 los nacimientos rondaban los 750.000, en 2022 cayeron a cerca de 470.000 (-39,2%)[1]. Los nacimientos disminuyeron casi un 10% cada año entre 2019 y 2021. En una nota para La Nación, Juan Camisassa[2] señalaba que “después de 2014, la caída de la natalidad se profundizó, de la mano del crecimiento del feminismo, lo que resultó en la mayor caída de la natalidad en la historia del país (…)”. (link)

Hace unos días, el 8 de agosto, celebrabamos el “Día Internacional de Acción por las Dos Vidas”, recordando el rechazo al proyecto de ley de legalización del aborto en Argentina. Un hito en la historia social y política del país, donde el pueblo argentino dio testimonio de lucha en las calles, en los medios de comunicación y en el Congreso. En aquel entonces, la investigadora Silvia Ramos defendía la ley argumentando que “ya ocurrían entre 350.000 y 500.000 abortos anuales”, basándose en una investigación publicada en 2009 (link). Silvia explicó que usaron “dos metodologías de las siete disponibles en la literatura científica”. Sería interesante que el mundo las conozca para no utilizarlas más, ya que su estimación está lejos de la realidad. Según Mario y Pantelides (2009), habría en promedio 425.000 abortos anuales con un margen de error del 17,65%, es decir, ±75.000. Sin embargo, los datos oficiales desde la legalización en 2020 muestran cifras mucho más bajas: 73.487 abortos en 2021 y 96.664 en 2022, según el Proyecto Mira, una iniciativa del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) (link). ¿Hubo un error grave en los multiplicadores y coeficientes utilizados, o simplemente se inflaron los números? Preferimos pensar que fue un error metodológico derivado de los 30 “informantes clave” encuestados en la investigación.

Es esencial que la comunidad científica descarte estimaciones basadas en metodologías como las de Singh y Wulf (Cuadro 2) o las de Johnston y Hill (Cuadro 3). Según la primera metodología, los abortos inducidos anuales estarían entre 371.000 y 447.000; según la segunda, entre 486.000 y 522.000. Estos métodos, utilizados por Mario y Pantelides, han demostrado ser gravemente inexactos.

Lo llamativo es la cantidad de estimaciones erróneas, incluyendo la afirmación de que en el método de “egresos hospitalarios” (Cuadro 2) habría una subestimación de los abortos totales (Mario y Pantelides, 2009). Las investigadoras insistieron en que el paso del tiempo no altera las estimaciones, ya que “difícilmente un fenómeno de las características de las que estamos hablando cambie drásticamente en su configuración” (ibid).

Podríamos contrastar los datos reales con la ya errónea estimación realizada por la Asociación Argentina de Protección Familiar, que hablaba de 300.000 abortos anuales en 1973, y la investigación de Aller Atucha y Pailles (1996), basada en esta, que reportaba 385.931 abortos solo en 1991. Sin embargo, el estudio más sorprendente fue el de Monteverde y Tarragona (2019), quienes estimaron entre 457.500 y 733.400 abortos en 2018. Todo a raíz de proyecciones poblacionales que continuaban inflando el número de abortos en cada nueva investigación[3].

Las estimaciones basadas en la cifra de 300.000[4] abortos en 1973 están equivocadas, y los investigadores cometieron un error al tomar como referencia esa cifra, en una época en la que ni siquiera existía el misoprostol[5]. La falta de rigurosidad y la repetición de cifras exageradas generan dudas sobre la honestidad de las investigaciones que abordan esta problemática.

La drástica caída en la natalidad y la controversia en torno a las cifras de abortos reflejan una realidad preocupante para el futuro de nuestro país. La falta de rigor en las estimaciones previas y la manipulación de datos para promover agendas minoritarias socavan la confianza en las políticas públicas que deberían abordar los problemas de fondo. Ante una problemática tan delicada, es esencial promover políticas basadas en evidencia, que consideren tanto las implicancias demográficas como las verdaderas causas y consecuencias del aborto. Solo así podremos enfrentar de manera integral el desafío que representa la disminución en la natalidad y asegurar un futuro para las próximas generaciones.

Aunque los abortos reales sean entre 4 y 10 veces menos que las estimaciones previas, ninguna mujer debería verse en la necesidad de abortar. Es crucial implementar políticas que brinden un verdadero apoyo a las mujeres embarazadas, asegurando el acompañamiento necesario para que puedan llevar a término su embarazo. Este es el modo de abordar la problemática, evitando enfoques ideológicos que distorsionen la realidad y enfocando los esfuerzos en soluciones que realmente atiendan las implicancias demográficas y sociales.


[1] Análisis de Tendencias de Nacimientos en Argentina 2012-2021 a partir de Registros Administrativos del RENAPER

[2] Coordinador de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC)

[3] Monteverde, M. y Tarragona, S. (2019). Abortos seguros e inseguros: Costos monetarios totales y costos para el sistema de salud de la Argentina en 2018.

[4] Surgen de la estimación de la Asociación Argentina de Protección Familiar.

[5] La famosa droga que revolucionó la industria del aborto desde los años ‘90. El desarrollo fue realizado por una farmaceutica que luego fue comprada por Monsanto en 1985, y terminaría incorporada a Pfizer en el año 2003.